Las Alpujarras, ese basto terreno que va desde la provincia de Granada hasta la de Almería, de geografía imponente que tanto ha definido el devenir de su historia, allí donde se refugió Boabdil tras vender la joya nazarí, o en cuyo pico más alto se enterró al gran Mulay Hacén. En estas tierras con infinidad de secretos se encuentra Soportújar, el hoy conocido como Pueblo de las Brujas.
Hablamos de unas tierras por las que, desde tiempos inmemoriales, han pasado infinidad de pueblos. Aquí han pisado desde celtas e íberos, a grandes imperios como fue la antigua Roma, los que a su vez darían paso los diferentes pueblos visigodos. Todo hasta la llegada de la cultura musulmana, los tiempos no tan lejanos en el tiempo en el que fue parte de Al-Andalus.
Cabe remarcar que aquí se mantuvieron infinidad de costumbres y tradiciones andalusíes hasta más de un siglo después de las primeras expulsiones que llevaron a cabo los cristianos, pero eso... Eso es otra historia.
En esta ocasión nos queremos centrar en el que hoy es conocido como Pueblo de las Brujas: Soportújar.
El mismo que antes del S.XVI se conoció como Xabotaya, nombre del cual no se conoce el origen. Su topónimo actual, como es fácil de imaginar, hace referencia a los soportales y se cree que tiene su origen en tiempos romanos dadas sus raíces latinas.
Se levanta a unos 980 metros sobre el nivel del mar, abrazándose a un terreno abrupto, complejo. Pero, ¿y eso de “tierra de brujas”? ¿Dónde está su origen?
Aunque debido al mestizaje resultado de los diferentes pueblos que han habitado estas zonas y a la influencia del terreno a la hora de mantener ciertas costumbres, algunas leyendas casi se pierden en las neblinas del túnel del tiempo.
Eso sí, parece ser que el origen de esa fama con la que cuenta a día de hoy tiene su origen tras las diferentes etapas de expulsión de los andalusíes (musulmanes y judíos sefardíes), a una preponderancia en estas tierras de ancestrales costumbres más extendida en el tiempo de lo que los reyes cristianos hubieran deseado, y a un punto de inflexión clave: la Rebelión de Las Alpujarras, allá por la segunda mitad del S.XVI.
Fue entonces cuando Felipe II redacto la llamada Pragmática Sanción, limitando con ella toda actividad cultural y de costumbres islámicas. Esto alteró de manera más que notable los equilibrios en esta región, y una vez que tras numerosas batallas fueron casi definitivamente expulsados, estas tierras parece ser que fueron repobladas principalmente por gallegos. Gallegos con infinidad de hábitos y costumbres paganas...
Es entonces cuando las historias de meigas, akelarres, brujas, brujos y hechiceros que danzaban a la luz de la luna llegan de una manera preponderante a estas tierras. Y si a esto le unimos el hecho de que las costumbres e historias de sus antiguos habitantes nunca acabaron de irse, voilá, aquí tenemos el cocktail perfecto para que hoy en día decir Soportújar sea sinónimo de Pueblo de Brujas.
Hoy aquí podemos encontrar lugares tan curiosos como son La Cueva del Ojo de la Bruja, con su correspondiente puente e iconografía, así como infinidad de símbolos, figuras y un largo etcétera de elementos que hacen referencia directa a estas leyendas.